CULTO DE ISIS EN ROMA
En Época Grecorromana se le dedicaron unos templos denominados Iseum. Entre ellos, podemos destacar el que se localiza en la ciudad de Pompeya y el de Behbeit el-Haggar, en Egipto. Su culto se asoció con Démeter y Zeus y se convirtió en una religión mistérica, con ritos de iniciación, de purificación y ascéticos. En Egipto, su culto conoció la decadencia cuando el país fue invadido por persas, griegos y romanos. La llegada del cristianismo y la renuncia del emperador Constantino a ser faraón-dios-sacerdote acabó con su culto. Se introdujo en Roma el culto a Maat, que fue asimilada a Bellona, en este momento se instaló en la ciudad el primer colegio de
los sacerdotes isíacos.
Durante el gobierno de Augusto, el culto isíaco no solamente era identificado externamente, sino que, además, una de las mayores enemigas del pueblo romano, Cleopatra, derrotada por Augusto, se había autodefinido como la nueva Isis; la identificación de las reinas ptolemaicas con Isis se había convertido ya en una tradición, iniciada por la esposa Ptolomeo II.
La imagen conservada en el Museo de Nápoles representa la ofrenda de un vaso canopo, punto culminante del ritual, con toda la parafernalia que rodeaba al acontecimiento simbólico de la exhibición del arcano de Osiris, cuyo significado quedaba restringido a los iniciados en los misterios isíacos.
En otras pinturas procedentes tanto de Herculano como de Pompeya se representan varios rituales de este evento, obviamente destinado solamente a iniciados, como danzas rituales donde sacerdotes impolutos, rasurados y portando vestiduras blancas estaban acompañados por tañedores de sistros, el instrumento musical de la diosa, y bailarines. En una de las pinturas un bailarín que porta una máscara, en un misterioso ritual que aparece en Herculano.
Se utilizaba como máscara una cabeza de un cánido que era identificado con este dios, que embalsamó a Osiris y que guiaba a los muertos a su "paraíso", la llevaban los sacerdotes isíacos, que portaban también el caduceo de Mercurio; las representaciones iconográficas de este dios psicopompo, nada comunes en los prototipos egipcios, introdujeron en Roma ritos y representaciones totémicas, ancestrales del valle del Nilo desde tiempos predinásticos.
Como uno de los cultos considerados como mistéricos en la Antigua Roma, el cristianismo adopto muchas de las formas, ritos y liturgias de estos, tanto del culto mitraico como el de Isis. Los gobernantes nubios mantuvieron el culto a la diosa en el, para entonces, viejo templo de Filae, hasta que un decreto del emperador Justianiano en el siglo VI, cerró el santuario convirtiéndolo en iglesia y acabando con el culto a Isis.
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